jueves, 29 de mayo de 2008

42

Esta es la síntesis
De lo que llamamos Vida
Un saludo un fiesta una ilusión
Sonido confesión fotografía
Son insuficientes
Carne y orgasmo
Apenas cae la lluvia
Sentimos el blanco o la caricia
Trompetas y campanas
Ambición es otra cosa
La victoria es indefinida
Como el suspiro del órgano
El sudor de la siesta
Merece otro nombre
El camino que se vislumbra
Me lleva, paso a paso,
Un niño me saluda
Un anciano espera
Es complejo el ascenso
Pero la luna me acompaña
En medio del agua ausente
Del gélido calor de medianoche
De las vejaciones la sentencia
El verbo anhelante de la estepa
Entonces no marcho solitario
En esta nuestra síntesis
De lo que llamamos Vida.

Tu cuerpo-ofrenda
Piscina como el mar
Testigo mudo
Beso lira mariposa
Palabras como metales
Seráfico vaiven el del ocaso
Pululan caos y señales
Mientras avanzo.

Otras veces una estrella
Tan triste por ser lejana
El toque de la musa
Poeta y argonauta
Ángel de Azul
Y canto.
En ocasiones ritmo
De intención insospechada
Una puerta sin nombre
A la gloria o al abismo
Una música que embriaga
Sin importar el cuánto
Obsesión de escudos y esqueletos.

O la infeliz aldaba
Que al sonar mueve los años
El reloj de nuestros sueños
La existencia acabando
Agujas como virginales labios
Abriéndose de flor en flor de tarde en tarde
La conciencia.

O el lui-lui-lumi
De la lila lin loule
Sintagma et símbolo
Boreal estación en verde
Líneas tinta en convergencia
Cristales como espejos
Y espejos como diamantes.

A veces descanso
En el amplio desdén de las olas
Soy el no-ser y sigo siendo
En el aire infinito
Cosmos como el Verbo
Del Impronunciable.

Tu recuerdo como el cisne
La amapola el arpa los violines
Un gesto una visión, la Idea
Siluetas como centellas
El tesoro o su reflejo
La pluma y sus desvíos
Como arena de astros.

Unas veces Aurora otras Estrella
Sempiterna musa la bienamada
Madre y arquetipo
El resplandor de mis días.

Esta es,
En síntesis en suma
La variante invarianza de mis años,
Como el fuego el abraz la justicia
Que reclamo sediento en el polvo
El viaje la mimesis la agnosia
Del que siempre busca
Y quiere más.

O el sentimiento
De avanzar en reversa
Devolverse hacia adelante
Y volver en retroceso
El rumbo de la libertad
La prisión mayúscula
Hasta la Liberación Final
Que es la síntesis, en suma.

David Alberto Campos V, Liberación de la Palabra, 2008

42

Y ahora triunfo, Estrella,
De un cielo amplio vasto infinito
Cósmica alegría nos embarga
Dulce es la embriaguez de los que sueñan
El silencio de los poetas de sangre
Me deslizo hacia la Nada
Hacia el Uno el Origen
Y te encuentro, Estrella,
Me enfrento al espejo
Encuentro
A mis bellos padres sonriendo
Encuentro
Lo que siempre estuvo y nunca vi
Estrella, te encuentro a ti,
Y no es sólo juego sonoro
El hecho de ser libre libre libre
Y amarte, amada, en el rostro de una Estrella.

David Alberto Campos V, Liberación de la Palabra, 2008

41

Líbero
Encadenado
Prisionero de mí mismo
Y condenado
Marchante unicórnico
Dragónico quebranto
Una franja azul infinita
Velozmente
Se levantan los puños arden las ciudades
Líbero
Empuño la pluma
Vivo escribo soy el mar su sal su espuma
Arrollador
Se quiebran los mástiles vuelan los bergatines
Revuelco navíos galeones codiciosos
Ahogo vanidosos y tiranos
Vivo escribo soy el mar soy su fuerza
Líbero
Incontenible justiciero me siento
Siembro cosecho voy segando
Escribo et vivo ego sum Líbero
Ha-go-lo-que-na-die
Ao-oe-aie
Laro-lore-larie
Io sono libero
A pesar del laberinto
No obstante los peros las limitaciones

Soy prisionero pero existe la fuga
Y esta fuga
Me hace libre como el mar
El mar que soy, que es mi hermano
Le-lal-leé-li-eao
León feroz lunante lirambo
Avanzo avanzo avanzo
El mar, el mar y yo
Y tú y ellos es decir nosotros
Somos el mar somos su sal su espuma
Somos una misma fuerza.

David Alberto Campos V, Liberación de la Palabra, 2008

40

Libre
En la rosa en el cosmos
Libre
Descenso-ascenso a la astrea-mía
Donde convergen lisípina y felífluna
Camaleónica diriámina
Gradería mágica
Libre
Se hace el libro
Y el libro me hace
Somos él y yo
Uno
Soy mi propio creador mi propio personaje
Esclavo jamás aunque creado
Y se avecina altárica heurística
Subienda celística flágica
Justo entonces
Es cuando se puede decir: soy libre
Y entonces
Puedes sentir
Libre
Libre
En el negro en la penumbra
Allende mariposa avión águila
Y bueno, qué decir, ser Uno.

David Alberto Campos V, Liberación de la Palabra, 2008

39

ASCENSO

I

Bulle el alma
Superados el cáliz, el polvo y la ceniza
Todo cruje en vaivén de abanico
El vapor la arena la brisa
Son y fueron, hasta siempre.
II

Moneda de mil caras
Pirámide y precipicio
Lejana, íntima montaña
Madre del árbol, madre del agua
Y el camino, largo-beatífico camino.

III

Subo y olvido
Drama, tumba y malestares
Olvido enojos y traiciones
Olvido, simplemente olvido
El color reemplaza la agonía.

IV

El maestro sonríe
Canta el monte, canta el alma
Se columpian los astros
Se abre el Sendero

Rocío de nenúfares, calma
El blando altar de tulipanes
Una estela que se agota.

V

Cima blanca como lluvia
De amor, radiante meteoro
Una luz, una luz, una luz infinita
Juglares, bandolas, rugido
El canto de victoria para el Cosmos.

David Alberto Campos V, Liberación de la Palabra, 2008

38

Amé, fui amado. Vida: nada te debo. Vida: estamos en paz.
Amado Nervo


Amé
En castaño, blondo, oscuro
Galopante y caminante
Dolorosamente
A hurtadillas y ante todos
Alegre o cubierto de nostalgia
Estrellas o metales
Canto convergente
Amé
En este y otros mundos
A amigos y enemigos
A personas y animales

Pero, ¿amé? ¿En verdad amé? ¿Fui amado? Lo cierto es que no hay nada cierto. Tuve piedad, tuve cariño, ardí en la llama del deseo. Pero, ¿amé? ¿Me amaron? Escucho a varios, y me río por dentro de su confianza ciega, de su arrogancia. ¿Quién se atreve a decir que amó? ¿Quién sabe con certeza si es amado?

Tomé el hacha de dos filos
Y corté hasta donde pude:
Brotó lava de la roca, manantial, quebrada
Y esculpí modelos, para luego saciarme
Los cubículos el bronce la rosa
Sini sono lume luame
Rompí escudos, arrié banderas
Amé a mi manera
Amé a tu manera
Amé de mil maneras

Pero el mar es poca cosa comparado con el Cosmos. ¿Amé besando, lactando, acariciando? ¿Amé, o fue simple fornicio? ¿Amé la forma, amé la esencia?

Gocé, hice gozar,
Pasó el tiempo en la penumbra

No, querido mexicano, querido Amado Nervo de tiernas oraciones. No: no supiste si amaste, y mucho menos si fuiste amado. Esa paz de tu poema acaso es falacia, o tal vez, tal vez
Amaste
Sí, supiste
Y bien, el canto pasa
Enmudecen cirio y campana

La tenue golondrina es alcatraz
El murmullo del agua
El color de los pesares

¿Pecó mi mente? ¿Pecó mi corazón? ¿Pecaron mis ojos lascivos, mis manos anhelantes? ¿Jugué y perdí? ¿Jugué y dejé ganar? ¿Gané acaso?

Amé
Edificios, aéreos castillos
Una rueda dentada y amapola
La luz intermitente de los pueblos
La pluma el caballo la Vía
El Ser y sus crucifixiones
¿Amé el Azul, o sólo busqué su compañía?

Lo cierto es que me vomito
De sólo imaginar la hipocresía
Los labios engañosos, la mentira
De las voces melifluas
No comprendo las víctimas que aman a sus predadores
Me río del contrato disfrazado de romance
Me río de la farsa, del engaño y la pompa
Me río de las parejas esporádicas
¿Aman?
¿Ustedes creen que aman?

Amamos
La vida, aunque sea difícil
El pan, aunque sea insuficiente
Pero, ¿amamos? ¿Dónde empieza el amor y termina el deseo, la pulsión, lo puramente fisiológico? ¿Es amor el amor de los hippies? ¿Es amor el amor de las novelas? ¿Existen Romeos y Julietas? ¿Es amor?
Si lo es, amé a medias
Si no lo es, amé todo, o amé nada
Y ustedes, crédulos, están en las mismas

¿Amé?
Amaré, acaso
En tenue niebla, soliloquio
Rosario, diamante, alegría
Como se atiza la fogata de los versos
Amante púrpura, amante mandolina
Virgen, plaza, armería

Empezando: la dama de brillante cabellera, el cisne ideal, en templo chino. Barracudas melíficas, ángeles como escorpiones. Un dardo: bienvenida.
Y creí que amaba
Creí en el vértigo
Del puente en llamas
Creí en lo bello, en la penumbra
Creí en catedrales, en el claro de luna
En la góndola, el arpa, el sueño...
Pero supe, pude, no quise despertar
Ver los vitrales fragmentados

Corrí la persiana y quise ver la luna,
Y encontré un cadáver, colgando:
Del angélico rostro una mueca
La piel hecha polvo, las manos huesudas, la mirada ausente
Y cerré los ojos, para no ver más
Y no quise ver persianas
No quise ventanas, nunca más

Corrí hacia el abismo
Lo más lento que pude
Fui lodo y esperpento, fui otro
Desgarrando, quemando, ignorando
Decapitando santos, escupiendo reliquias
Pero la sima era tenebrosa
Débil mi ambición
Pura mi mente
Y abrí los ojos, para no ver más
Mi propio Infierno

Amé también mundano
Supe del círculo y la tambora
Del breve canto de la amada
De la triste, nictámbula corte
Del lamento de las sábanas
Y abrí mis ojos, mucho más
Pero entre más miraba, miraba menos
Más y menos, menos, más

Amé, si es que amé, divino
Y no sé si amé, pero fui celeste
Tranquilo, casi indiferente
Bueno, casto, sabio
Y aprendí a cerrar los ojos
Para ver más

No sé si amé o fui amado
Vida: mucho me debes, aunque tenga Paz.

David Alberto Campos V, Liberación de la Palabra, 2008

37

Una ventana es ventana
Aunque tenga barrotes

Mi crimen fue el usual
Genízaro y rebelde, condenado
Secreto, evidente, condenado

Condenado, condenado, condenado

Pero la ventana aún es ventana
Y el corazón una cometa
Mi crimen no fue otro
Que esperar demasiado de este mundo

Y ahora pago
Homicidio abstracto
Perjurio insospechado
Delitos comunes y estrafalarios

Así es, la justicia es injusta
Con los bienintencionados

Por eso el consuelo es la ventana,
Una luz, un hálito de urbe

Y espero, sabiéndome inocente

Libre gracias a la Poesía.


David Alberto Campos V, Liberación de la Palabra, 2008

36

Al final perdí y gané
Lo que quise, lo que pude

Fui de las estrellas confidente
Navegué en azul y melodía
Jugué en diamantino coliseo
Hasta saciar mi sed de luna y pentagrama
Y si fallé, perdonen si fallé
Olviden los golpes de metal
La baraja impredecible
Al final, ¿gané o perdí?
¿Quise lo que quise?
¿Pude lo que pude?

Cabalgué yeguas y unicornios
Oficié misas en oscuras catedrales
Vi cosas buenas e indebidas
Ofrecí regalos, los negué
Y si lo hice mal, perdonen si lo hice
Olviden al centauro en bacanal
Bestia innominada

Al final gané lo que quise
Es decir, lo que pude

La luz galopante del Cosmos
El retorno omnisciente de la Música
Las flores, los besos, los aplausos
El amor de la musa, la lira del ángel
La lógica del lógico, la del psicótico
Y si no bastó, perdonen si no alcancé
A ganar lo que querían ustedes

Al final no me perdí
Pese a lo largo y escabroso del camino
Pese a viajar sin brújula y sin linterna

Al final no hallé
La victoria o la derrota
Sino la misma Libertad.

David Alberto Campos V, Liberación de la Palabra, 2008

35

COLOMBIA LIBRE

I

Bravura en las campiñas:
Abre caminos con su espada
Uno que es antorcha,
Fuego, indómito corcel:
Galán el hombre, el grito
Que despertará a la patria

Eco de fray Bartolomé
Sonrisa de Martín de Porres
Surgen rebeldes como flores,
Es el gesto de los oprimidos.

II

Cruenta escena, la respuesta:
La madrastra devora a sus hijos

Cientos, miles los mártires

Pero el viento anuncia tempestad

III

Nariño, el iluminado
Abre la ventana de los sueños:
¡Libertad!, se oye en la tribuna
En el valle, en el llano, en el desierto...
¡Libertad!, clama el prócer
Animando a sus hermanos

IV

Villavicencio, quién creyera

Aristócrata, pero ilustrado

Trata de hacer las cosas bien,
Y las cosas bien resultan

Los hermanos Morales aprovechan
La soberbia de los chapetones
¡Independencia!
Golpean las olas, ruge el mar bravío
Torbellino, pasión de multitudes

V

Desde lo alto
El sagaz astrónomo calcula movimientos:
Ha esperado el instante supremo
Del triunfo de la Razón sobre los grilletes

Ahora, ante la revuelta
Se concreta la esperanza

Sus amigos también celebran:
He ahí el Cónclave
Que ha batallado con la pluma,
Que ha avivado la llama libertaria

Abajo
Carbonell desafía y gana
Redención para los olvidados,
Los ultrajados, los descuidados de la Corona

VI

Torres, el humanista
Lleva la bandera de los liberados

Aplauden los educados
Brilla en los reacios la malicia

Patria joven, inexperta

¿A dónde vas, a dónde?

¿Hermanos, qué hacen?

VII

¿Central o federal?
Siempre inestable gobierno
Patria boba, sin duda
Patria de rencillas, patria de muertos


VIII
Cae un tirano y lo remplazan pronto

Sediento de sangre el nuevo “soberano”
Ordena ultrajar a mi Colombia
(Que en ese entonces llevaba otro nombre,
Pero ya cargaba el luto en su memoria)

IX

De la disputa fratricida
Hacen festín los cuervos

Cae un héroe tras otro

Cárcel, cadalso, oprobio

Mutílanse las aspiraciones
De una nación que sueña

X

¡Oh, Camilo, buen Camilo!
¿Quién disparó la infame bala?
¡Francisco, sabio Francisco!
¿Acaso merecías la partida?
¡Antonio encadenado y torturado!

El infame va cortando
Las mejores flores del jardín

XI

Algunos resisten, como la Ciudad Bella
Hasta la inanición y la propia podredumbre:
Allí, los niños famélicos, valientes
Fueron atravesados por feroces bayonetas

El asesino busca justificaciones
Y la víctima sólo buscaba hacer justicia

XII

Prosigue la tragedia:
Tribunales, vejaciones
Eruditos, estadistas: “Enemigos”

Roja y amarilla esa bandera:
Roja por la sangre de los perseguidos
Oro por el oro de los saqueados
XIII

Pero el caraqueño ilustre
Habrá de cumplir su juramento

El exilio le ha enseñado de la vida
Como lo hizo Bello en su infancia
El retorno es su esperanza

Inicia el tropel, la Venganza
Llama a los hijos de Colón

XIV

El ejército hambriento de Gloria
Cubre su desnudez de laureles
Huye el tirano, huye su inmunda Corte
De la tierra de los buenos, los soñadores

Bolívar, el pequeño
Enorme, único:
Su vida una proeza
Su mente un gran proyecto

Pero la batalla contra el Tiempo no se gana

XV

Traidores, cobardes, inhumanos
Destierran al Libertador, y la afrenta
Culmina con el disparo alevoso
Al fiel, honesto Sucre

Postrado y pobre
En casa de un español -¡oh, ironía!
Espera la muerte el gran americano

XVI

El silencio final de los libertadores
Es un sordo y sórdido lamento

La patria, el continente
Navegan por aguas inciertas

XVII

Se suceden gobiernos, rencillas
Partidos, pactos, hipocresía
En ocasiones guerra abierta
En otras oculta querella

Saluda un nuevo siglo, dirigida por poetas
La bella Colombia, pujante, optimista

XVIII

Viene la segunda esclavitud,
La de los no industrializados

Pobre, anónima patria
Débil, frágil, invadida

Se pierde Panamá, y el lamento
No se compra, no se alivia

XIX

El mundo se desangra
Y sí, Colombia pierde:
La guerra sólo deja derrotados

¿Bonanza cafetera? Ilusión de un día

Pobre, patria analfabeta
De niños trabajadores, de latifundistas
De inequidad, de sumisión

XX

La matanza
Retornan lágrima y duelo
Los hombres no son hombres
Los Partidos reparten fusiles
Palabras, brazos: armas
¡Oh, mi patria desangrada!

¿Conservador o liberal?
El cadáver es recordatorio
De nuestra propia miseria

XXI
Nueva esclavitud:
Elecciones arregladas
Funcionarios nombrados a dedo
Colombia en subdesarrollo
Atenta, esperando
Mientras el mundo avanza
Continúa la pobreza, la injusticia

Palabras, vanas palabras
Estadistas de sonrisa hipócrita
Asnos, jumentos, borricos
Ladrones en el solio de Bolívar

XXII

Todo es fiesta y chanza

Llegan los ochenta, y el país
No sale del Medioevo
Pero, eso sí, “pan y circo” en abundancia

El “turco”, el de las solemnes metidas de pata
Escuda su estupidez en el corbatín, los gruesos lentes, el acento de seminarista

Mueren los niños argentinos mientras Galtieri se emborracha
Se estanca Chile y el demonio sigue gobernando
Uruguay, endeudado hasta la coronilla
Paraguay, una herida siempre abierta
Bolivia y sus contrastes
Brasil apostando a lo que salga
Perú asomándose al colapso
Ecuador, un mar de dudas
Venezuela, corrupción en la bonanza

Llega el hijo de obrero, el de boca de oro
Y ahora llueven, llueven palabras, vanas palabras
El pueblo se ilusiona, ¿y qué?
¿Qué es lo que se obtiene?
Recuerdo al presidente encanecido
Junto al féretro del Ministro de Justicia
Recuerdo los muertos, las bombas
Los tanques irrumpiendo
Las viudas, las palomas pintadas en las calles
Y el ciego optimismo de los gobernantes

Recuerdo a muchos llorando a solas
Por la violencia, por el trabajo, por el alza de los precios

XXIII

Sale el orador, desilusionado
Llega el hombre hermético, el ingeniero

Prosiguen las muertes, los atentados
Aumentan los que no tienen tierra, los oprimidos
Ciudad, selva: todo es inseguro

La guerra empieza a ser eterna

Y veo a los adultos afeitarse las patillas
Cambiarse pantalones, usar ropa de tenista
Mientras Reagan fracasa en su lucha contra las drogas
Pero triunfa sobre Rusia (cortesía del Vaticano...)

El fútbol y las reinas, opio para el pueblo

A uno lo acribillan en el aeropuerto
A otro dentro del avión
Uno cae en circunstancias sospechosas
Otro es derribado en la tarima, a la vista de todos

Colombia, ¿qué pasa?

XXIV

Se retiran la sueca y el estadounidense
Llega el de la promesa, “habrá Futuro”

Ya estoy bien enterado de las cosas:
Sé por qué matan iraquíes, por qué huyen los ex presidentes
Sé cuál es el vicio de Madonna, y el de Maradona
Sé quién mató a Galán, y quién amenaza a mi padre
Sé cómo hace un sicario su trabajo, y cómo una “mula”
Pero no veo Futuro

Es más: sólo veo caos
Muertes evitables
Desfalcos, intimidaciones
Burócratas por doquier, pero escasos Servidores Públicos

XXV

Sube otro presidente, respaldado por la mafia
Sujeto simpático: nunca vi tanta payasada

La patria es tierra de nadie
Narcotráfico y gobierno, o ausencia de gobierno
Las finanzas peor que nunca

El único bueno era Jaime Garzón, que imitaba al presidente
(Pero hay quienes no entienden el humor: murió baleado)

XXVI

Nuevos tiempos, nueva esclavitud
Un hippie al poder: conciertos de rock, concierto para delinquir

Un país sin timonel, un país hacia la ruina
Uno daba gracias a Dios si no tenía un pariente muerto o secuestrado

Bill sonreía y tocaba a Mónica, pero luego viajaba a Palestina a mejorar su imagen
El Papa encorvado y farfullando apretaba las manos viejas, temblorosas de Fidel

Una farsa es farsa, no la llamen “proceso”

XXVII

Luego viene el adusto y sincero presidente, que no tiene pelos en la lengua
Y con orgullo comenta a los cuatro vientos su estrategia:
Ya no hay desaparecidos, hay asesinados
Ya no hay brutalidad policial, hay “seguridad democrática”
Ya no hay privatizaciones, sino reformas
Ya no hay favoritismos, sino “meritocracia” (cosa curiosa: el mérito está en aplaudirlo)
Ya no hay violencia, hay “política de Estado”
Y detrás de la máscara, el monstruo
El fascismo con fachada populista

¡Oh, Colombia! ¡Oh, Colombia regia, valiente, enlutada!
¡Colombia libre, pese a sus esclavitudes!
¡Colombia luchadora, Colombia brava!

Me levanto y sé que puedo morir esta mañana
Que mi hermano puede ser herido, que mi hermana puede ser raptada
Y me digo: "Sí se puede", como repetía Belisario
Y pienso en el trabajo, en el clima
El suave pop me tranquiliza
La jornada promete ser poética
Y sé que puedo triunfar esta mañana
Que mi hermano puede ser premiado, que mi hermana puede ser amada
Y pienso en Colombia,
Colombia libre,
Colombia liberada.

David Alberto Campos V, Liberación de la Palabra, 2008

34

Aquí estoy,
Sobreviviendo
Tanta luz como puñales
Rosas, llagas, cruces
Coronas y disfraces
Cetros de toda índole
Alegría como río turbulento
Pena en el aire, en el mar, en el desierto
Gloria en la noche, al arrullo de la luna
Que mira conmigo y suspira
Ante el bello, frágil panorama:
El Ayer que se esfuma
Duele y reconforta
Hoy, Mañana
Soy cantor, soy canto
Atestiguando
Portal y llamarada
Un arco, mil arcos
Un puente
Del barro a la Eternidad.

David Alberto Campos V, Liberación de la Palabra, 2008

33

PEDACITOS DE CHILE

I

Reunidos. La fogata: restos de una silla pretérita, destinada a grandes cosas, consumida por el abrazo inconfundible de las llamas. La maga, la gran C, experta en psicodrama, prepara su medicina. Hace frío, pese a estar próximo el verano. Los colores, apenas perceptibles en la noche, toman el brillo de los grandes acontecimientos. L, analítica y receptiva, baraja en su mente cuadros, esculturas, fotos: de aquí saldrá uno de sus vitrales. Respiro rápido, lleno de entusiasmo, aunque trato de mantener el rostro solemne de mis camaradas. Las máscaras preparadas por C parecen observarnos. Atónitas, alegres. Sí, parecen observarnos, así como yo las observo, y observo a mis amigos en ellas, enfermo de nostalgia. Esa vez, antes de la despedida, ya me estaban despidiendo. Me daban su ternura, su sabiduría; me legaban la forma de abrazarse a través del viento, de los años, de las dimensiones. Dimensiones que bien conocía S, la bella mapuche, de ojos de estrella y alma pura, diáfana, amante de la oración como las otras. Mis ojos ya no ven, ahora vuelan. Encuentran ancestros, discursos, correcciones: remodelan mi propia vida, resuelven las imperfecciones. C, el matemático, intuye que esta lógica es tan interesante como la de Russell. Avanzan letanías, ilusiones, pálpitos de mi corazón liberado. Las penas ya no duelen, las sombras son tan hermosas como musas. Soy feliz, tan feliz ahora como entonces. Y entiendo que el ritual es otro, más allá de la oración, del canto espectral que trasciende. El ritual es amarlos, saberlos a mi lado aunque estén al otro lado del mundo, recordarlos con cariño y desearles lo mejor, y seguirnos viendo, en torno al fuego, llenos de ilusiones.


II

Es agradable hablar con A, el sabio. Es sólo un niño, pero sabe de la tierra, de la frutilla, de las lluvias venideras, de las tormentas (celestes y humanas). Está haciendo su bachillerato, pero entiende de enfermedades mentales como yo, intuye el carácter de la gente, se da cuenta si le mienten o lo engañan. Sé que A me admira, y yo lo admiro a él. Ha estudiado pensando en la promesa que me hizo: se esfuerza, pues quiere ser el primero de su clase. Ha llegado a casa y, sin perder el tiempo, ha ido con su madre y su tío al huerto. Con él aprendo a ser menos ingrato con la vida, a tolerar mi carga, a bendecir mi oficio. Su ejemplo me anima y llego a acompañarlo en la faena. Trabaja, trabaja hasta que llega la noche, cosechando lo sembrado meses antes, y el sudor que baña su ropa es el mismo de Aquiles, de Héctor, de Ayax. Sí, A es un héroe. Para la cena, entre risas y recuerdos, su familia es mi familia. Comemos el cordero asado en medio de chistes, de bendiciones, de gratitud. A, como sus hermanos, da calor a mi alma aterida, a mi alma llena de nostalgia golpeada por el viento del Sur. Por ellos logro ser feliz pese a la lejanía de mis padres. Duermo. Descanso. Temprano en la mañana, cuando la niebla aún reina, se escucha el lamento de su flauta de pastor. Mi corazón palpita al son de su melodía, la melodía del hombre humilde que agradece a Dios un nuevo día. Ya en la mesa, frente al suculento desayuno, puedo ver su rostro limpio, honesto, su mirada de fuego...así como lo veo ahora, y rezo por él.



III

La playa, dulce playa,
Adiós a los látigos, a los crucifijos
Me divierto en la danza de muchachas semidesnudas, regias, apolíneas. Ya escuché al profesor M, el erudito; ya hice el argumento; atrás quedaron
Sudor, afanes, miedo
Logos y aplauso
Y descanso, feliz de aprender felizmente. Como pocas veces en la vida. Circuitos, neurona, palmeras. Sabiduría científica y mundana. Dopamina en estructura química, dopamina en el feroz arrebato del amor viajero. Cuánto aprendí.

IV

La casa, bella casa vieja. Olor a sopaipilla, pebre, cazuela. La buena mujer en el fogón
Prepara el cordero que me hace navegar en tierra.

El hotel, mejor dicho, la marisquería. Empanada de locos, chupe y salmón a la italiana. Otra buena mujer (a lo mejor la misma: la Madre arquetípica, que siempre estuvo atenta) ríe y prepara el caldillo de congrio que me hace sacar tan buenas notas, según ella.

V

Los tres héroes: O, E y L. Sí, de nuevo el recinto solemne, los amplios corredores como laberintos, las amplias columnas de la Ciencia haciéndome sentir como en casa. De nuevo las neuronas el centro de la fiesta. De nuevo los amigos. Sólo que éstos, más que amigos, me hacían sentir el cuarto mosquetero. O, el publicista, que podía verse bien aunque no hubiera dormido por acompañar a su hijo menor al concierto punk anoche, riendo al compás de E, el tenista, que podía adivinar mis pensamientos, ambos junto a L, el grande, el hombre de las dos naciones. Los tres abrazados y riendo a carcajadas, cupiendo apenitas en la foto. Así los veo y los recuerdo, y es como tenerlos al lado, en la cafetería, hablando de psicosis y política. Así los veo y reconozco, agradezco el cariño y la ayuda, la carne asada junto a la polémica de fútbol, las anécdotas, la sonrisa omnipresente. Aprendimos y nos divertimos: en buen chileno, nos quedamos con “pan y pedazo”. Cuánto los extraño.

David Alberto Campos V, Liberación de la Palabra, 2008

32

Caen, ríen, van
Los títeres del mundo, mis amigos
Dando tumbos, rectamente
Moral y placer: mixtura
De la que sólo Uno ha salido sin hacerse ogro
Los demás observan, el felino pasa
La luciérnaga calla
El campo se abre
¿A qué? ¿A la Nada?
El amplio escenario de los sueños
Recibe a mis colegas, los que caen, ríen, van
Perdidos, encontrados, invocados
Dulce, cálida luz hecha fotografía
Los unos, los otros, la pesadilla
El toro duerme una siesta
Pero no cesan las cornadas
Cuerdas, puñales, guitarras
Voces, besos, una mirada
Perdidos, encontrados, invocados
Los títeres del mundo, mis amigos
Dando tumbos, rectamente
Y la ciudad crece
Abrigos, paraguas, edificios
Huelgas, tráfico, locura
La llavia de siempre, como nunca
Las puertas de abren
¿Para qué? ¿Para el odio?
Pastores de libro y cayado
Actores de la trágica Existencia
Aviadores, apostadores
Erráticos, firmes
Caen, ríen, van
Y vamos
Vamos al fondo, a la estructura
Al rarefacto escenario de los sueños
De lo inmoral, lo doloroso
Trumpetas, telones
Aplauso generoso
Perdidos, encontrados, invocados
Los dueños del mundo, mis amigos.


David Alberto Campos V, Liberación de la Palabra, 2008

31

Hoy perdono,
Suelto el fardo

Olvido, olvido para siempre
Las cruces, las crucifixiones
Como cosa del pasado, del polvo, del estiércol
Celebrando la dicha del que no tiene carga

Perdono, olvido
Y sólo belleza queda.

David Alberto Campos V, Liberación de la Palabra, 2008

30

VOX DEI

I

Ella trabaja todo el día. Trabaja, trabaja, trabaja. Pasa el tiempo, y envejece, y sigue siendo la misma campesina, buena mujer. Ella no sabe de muertos, ni de elecciones. Ella sólo reza el padrenuestro, alimenta las gallinas, desayuna apenas, y trabaja. En su cabello entrecano se vislumbra una viudez prematura, una vida parca, un atardecer tras otro arreglando la sala (aunque nadie la visita).

II

Ayer mató a otro. Ya es diestro en el oficio. Certero. Ésa es la palabra. Hace dos años, cuando todavía le temblaba la mano y evitaba la mirada de la víctima, se confesaba con el padre C. Pero después de matarlo entendió que su crimen era inconfesable, al menos dentro de una iglesia. Por eso se confiesa con todas las camareras que encuentra a su paso. Les muestra el revólver y sus ojos casi lloran, sus labios se mueven pesada, quedamente. Ellas entienden y le sirven la cerveza, sintiendo algo de lástima. Algunas entienden distinto, y lo llevan a la cama. Pero él no olvida. Y anda siempre con temor, con la cabeza gacha, dando pasitos rápidos y cortos: porque nadie olvida. Esta noche, ebrio ya y a tientas, buscará los glúteos de su salvadora. Besará una boca suave, como llovizna de mayo. Desnudará una niña trémula, aún virgen, que gozará el momento de otra forma. Se abrirá la puerta de súbito, verá un muchacho enclenque aparecer en la penumbra...verá su cara en la tenue luz del fogonazo. Se arrastrará herido, buscando asir los muslos, el sexo de la jovencita. Y ella sacará el cuchillo del escondite, tomará su cabeza como se agarra la de los corderos, y hará brotar sangre de su cuello. Esta noche el asesino entenderá la venganza de los huérfanos.

III

El panadero es un buen hombre, eso dicen sus vecinos. Claro que llegó a robar cuando era funcionario. También golpeó a su primera esposa. Incluso votó por el senador G., pecado impensable para tan buen cristiano. Pero eso es el pasado. Ahora, cuando ya le duelen las rodillas y una angina lo saluda cada mes, asiste temprano al culto. Es amigo del pastor, y canta, canta con mucho entusiasmo. Grita "¡Aleluya!" con voz de trueno. Lo del diezmo le duele a veces, pero “a Dios lo que es de Dios”. Además, su Dios bondadoso le permite echarle al pan más levadura, reducir el tamaño de la masa, alterar los precios de vez en cuando. El panadero amasa y piensa, amasa y reza, amasa y se pierde entre recuerdos, y llora un poquito, y pide perdón a su manera.

IV

El padre M remplaza al padre C, muerto hace unos meses mientras oficiaba la misa de Pascua. M supo leer a San Pablo y a Gaitán con la misma devoción, por eso los sermones le salen tan elocuentes, tan politizados. Tiene una hermosa voz, y la usa al máximo, hasta que queda ronco y satisfecho por las almas conquistadas, aunque el médico le haga feas advertencias. Lástima que no sea alcalde, piensan algunos feligreses.

V

L no es una santa, y lo asume. Aunque el padre M, su amigo, la reprende a veces, ella no cambia: con camándulas no se quita el hambre. Tampoco es que le guste lo que hace, por eso manda a su hijo a la escuela, esperando que llegue lejos, que pueda trabajar y sacarla, mejor dicho, salvarla de ese pueblo. Llegada la noche, toma una ducha y reza el padrenuestro con su pequeño. El niño duerme, ella busca el vestido apropiado (no tiene mucho qué escoger, pero se toma su tiempo: por algo es la diva), y sale. Un adolescente melancólico y próspero es su fantasía, pero casi siempre resulta algún viejo sucio, algún comerciante si es que tiene suerte. En ocasiones, a medianoche, cuando el médico concluye su lectura, escucha el grito final de alguno de sus clientes. Ella nunca grita. Ella sufre en silencio.

VI

El pueblo. Un largo camino, largo como el pesar y la nostalgia, por el que sólo se puede caminar por un costado: así se evitan las ocasionales balas insurgentes, siempre dispuestas a crear noticias. Por el otro lado, el que queda junto a la Estación de Policía, solamente van los niños: ellos son intocables. Aunque a veces, a veces cae una criatura, con el pecho abierto, en medio del griterío. Suena la ranchera, relincha el caballo.

VII

Tabernas, cafetales. J los conoce “como la palma de su mano”, y se enorgullece de ello. Trabaja como bestia de lunes a sábado, “partiéndose el espinazo”. El domingo es su “desquite”: deja de ser el sumiso y lerdo J: se vuelve el patán, imprudente y lerdo J. Su madre reza para “hacerlo dejar el vicio”, pero como su nuera dice, “no por mucho madrugar amanece más temprano”. Él sabe que “el que a la tienda va y viene, a dos familias sostiene”, pero no le importa, y lo hace con gusto: si puede “darle una manito al vecino”, mejor. Así que compra empanadas y chorizo, contribuyendo al bienestar de la familia del tendero, y llega a la taberna. Allí, entre amigos y enemigos, “levanta el brazo” como gimnasta, junta botellas como fichas un ajedrecista, y se ríe de los que caen al suelo como malos boxeadores. El café le ha enseñado a ser generoso: por eso a veces pierde uno que otro billete, y se consuela pensando: “no hay mal que por bien no venga”. A veces le da “la pálida” de tanto trago que se empina, otras se pone contento y canta, confirmando que sigue siendo el rey, sabrá Dios de qué reino.

VIII

La niña S, medio zonza de nacimiento según la madre, es la preferida de los policías. De azules ojos y andar de matrona, de senos como volcanes, piensa el cabo, que alguna vez leyó a Neruda y ahora llega a salivar con el cráter, mientras le acaricia la barbilla y piensa en quién sabe qué cosas. Sus subalternos son mucho más pragmáticos: corroboran con sus propios sentidos las prominencias, los declives, las carnosidades de la muchachita. Hubo un juez que denunció el hecho, y lo silenciaron. Por eso la gente del pueblo se hace la desentendida, y apenas tuerce la mirada cuando S, rascándose la entrepierna, sale de la Estación.

IX

Cansado, abatido por los años, el viejo artesano mata el tiempo (y el Tiempo lo mata a él, poco a poco) fabricando canastos. Es bueno en su oficio, y le sonríe a la vida: sonríe con los escasos dientes que le quedan. A veces siente nostalgia, y piensa en la buena mujer que enterró hace un año. Su sobrino, J, el experto en cafetales y tabernas, lo invita a veces a tomar guarapo.

X

El profesor sabe su batalla perdida de antemano. Cada mañana, cuando el clima y el agua de la ducha le empeoran la rinitis, aterido y débil baja a tomar el desayuno, y planea la jornada mientras come. Los estudiantes son ingratos, desprecian su sabiduría y se ríen de su bondad. El profe acepta su trabajo, soñando que acaso no sea en vano. Por eso, mientras espera que el chocolate caliente le de un poquito de fuerza para aguantar otro día, imagina cada frase, cada gesto con que habrá de motivar a sus pupilos.

XI

S, la chismosa, termina la tertulia con aires de victoria. Ha despotricado y calumniado lo suficiente como para darse por satisfecha. Así lo ha hecho siempre, desde que tiene memoria. Su lengua es temida, y con razón: se puede decir que sus palabras cargadas de veneno le han labrado una especie de altar entre el populacho. Aunque el panadero diga que su actuar es diabólico, ella “saca pecho” por su obra. A veces dice que tiene más poder que el alcalde, y puede que tenga razón: ella determina qué pareja está de moda, hace la diferencia entre un “caballero alegre” y un “viejo mujeriego”, sentencia si el diagnóstico del médico es atinado, retrata a cada transeúnte que pasa por su casa, y hasta llega a aventar a quien ha hecho algún comentario político “inapropiado”. Es tanta su influencia, que antes de acribillar a alguien los matones le piden su opinión: todo en aras de mantener el “juego limpio”, dicen, aunque la cosa parece ser parcializada, pues no suelen ser acribillados sus amigos. Bueno, volviendo al cuento, S despide a sus comadres a eso de las ocho de la noche, se toma un vaso de leche con panela y se dispone a empiyamarse: en ese instante, encuentra en el closet a una mujer bajita, un poquito entrada en carnes, que sin chistar le entierra un cuchillo de cocina buscando lacerarle hasta el alma. S cae y aunque quiere, no grita. S reconoce entonces a A, la viuda (sí, ella había aventado a su marido el mes pasado...también había hecho público el embarazo de su hija). S trata de rezar, pero se le traba la lengua. Al final, muere desangrada y con las tetas al aire, como gráficamente contará mañana su amiga íntima, R, heredera de su trono, a la masa de curiosos, siempre ávida de emociones. Lo que no dirá R es que vio salir a A de la casa de S como alma que llevaba el diablo, a eso de las ocho y cuarto. No, ella es mucho más prudente.


David Alberto Campos V, Liberación de la Palabra, 2008

29

Amada amiga
Sangre de mi sangre
Verbo hecho Carne
Amada, muy amada
Amiga, mi mejor amiga
Dulce, cálida Palabra
Vida, vida, vida
Poema-Infinito
En ti no hay Tiempo, no existen pesadillas ni arpones
No existe puñal ni metralla
No existe más que color, brillo, Amaneceres
Porque en ti me perpetúo, soy yo y soy el mundo, somos nosotros...una mágica obertura
Que ni siquiera Mozart soñó
Por eso sé lo que es amar: No es el gemido
Que tantas veces presencié en la alcoba
Por eso eres vida, amada, amiga
Dulce, cálida Palabra
Crucero submarino
Días de Luz, de eterna
Beldad por todas partes
En ti no hay furia, no existe rencor ni venganza
No existe el recuerdo corrosivo
No existe más que ternura, sabor, Melodía
Y en ti me encuentro, soy vosotros, soy ellos
Libre, cantor, libre, Movimiento.


David Alberto Campos V, Liberación de la Palabra, 2008

28

El tucán, la mosca
Voladoras realidades
En la trocha abierta por las armaduras
Que saben de plomo y puma
Larga, estrecha, asfixiante
Se entrega a los ojos asustados
Escucha, percibe, calla
Aunque caminen, cabalguen
La gente no es la gente, es la Muerte
Paseando entre cultivo y follaje
Allí donde el tucán, como la mosca
Hacen la siesta, bajo la lluvia
(Un chubasco como el de los días de antaño, en la Amazonía)
Horadan cuerpos como frutas
Reluctante, diabólico manjar
Prosigue el frío bajo el sol
Los rostros duros como piedras
Los dientes apretados, gastados, temerarios
Los ojos sin lágrimas pero sangrantes
Las manos destructoras, destruídas
Indómito, carbonífero-corazón
Rápido palpita
Como el aleteo de la mosca
Las mujeres no son mujeres, son la Muerte
Disparan, hieren, truncan sueños
Gozan los lamentos, castran a sus presas
Allí donde el tucán, como la mosca
Juegan en los miembros mutilados
(Rebanados como jamón, como tocino de feria)
Bailan al compás de ritmos ancestrales
Macabro, chocante ritual
Y prosigue, prosigue el frío bajo el sol
Pues frío es el pensamiento y de piedra el corazón
Una cicatriz perenne
Una avalancha arrolladora
Una venganza apenas susurrada
Triste, impuro corazón
Ya no palpita
Entre tucanes y moscas
Hombres que no son hombres, son la Muerte
Decoran con balas, desvían caminos
Se comen la lengua de sus víctimas
En la trocha, en el follaje, en la montaña
En el sufrido país de los poetas asustados
En el continente más barroco del mundo
Dialogan moscas y tucanes
Se pudren “los que no tuvieron suerte”
Se enriquecen “los estadistas”
Se mata a placer y por encargo
Voladoras realidades

¿Hasta cuándo?

¿Hasta cuándo?


David Alberto Campos V, Liberación de la Palabra, 2008

27

Palabra-aeroplano

Rítmica límbica, ya se dijo
Cuál es el rugido del espíritu

El éter omnisciente, fantasía

La luna y sus lunas, el ánima
Canoas, trocha, montaña

Una playa de color insospechado
Se vislumbra en esta vida agridulce

Y es la búsqueda lo perenne. Siempre insatisfechos, siempre anhelantes, siempre carentes.

El telón sube y baja y produce
Dioses, maniquíes, esperpentos

Y todos se mueven, ignorando los hilos

Por eso la Libertad es tan difícil
Y tan fácil, tan fácil
Como el elocuente adiós de los aviones

El Uno, el Todo

El Todo es la Palabra

¿Qué somos, en esta realidad de ensueño? ¿Qué queremos? ¿Qué valemos?

Nace una estrella y el mundo se enternece
El resplandor aciago, la osadía
Se juega la vida en vida
El saldo la muerte
Y somos, vamos
En perpetua correría
Como el poema que se abraza
Como el juego de luces y sombras de las catedrales
Humor, amor, temor
Un muñeco movido desde arriba
Una dulce marioneta parece ser el Orbe
¿Quién lo mueve, quiénes? ¿Qué? ¿Cuál?

En cálido tormento mi alma sufre, mi cuerpo es lacerado a latigazos. Cada duda es una espina, una bala perforándome. Y estoy vivo. Los muertos no sufren . Los muertos no ven, ni siquiera lo evidente. Los muertos ni siquiera piensan.
Palabra-aeroplano
Vuelo, no huída

Aunque alcance la mole
Un halo de grandeza en las ciudades
Aunque cubran los cadáveres grandes autopistas
Aunque droguen a los niños, ellos no olvidan

Las madres aún saben llorar
Los poemas salvan todavía

Salvan, salvan todavía

Hacen la Independencia
Destrozan rifles y barracas
Confunden capitanes y enamoran
Llaman al abrazo, a la ternura

Salvan, salvan todavía

Y los hilos, ésos hilos, empiezan a romperse
Y se hace humana la vil marioneta

Palabra-aeroplano
¡Libertad! ¡Libertad!
Aérea Palabra
Misiles de amor, en el Espacio
Saben, saben qué canto

Palabra-aeroplano
Es la dicha de los liberados; ajenos a los grupos, a las exclusiones; sin culpas, sin prejuicios. El sol del que entienden
Los niños, los teólogos
Alcanzando-ando
La cumbre.


David Alberto Campos V, Liberación de la Palabra, 2008

26

La sonrisa
Eterna sonrisa
Del cadáver me saluda

Un tiro impecable, apolíneo
Una grieta en el sendero
Una profusa fuente
Y la rosa, la rosa omnipresente
Me acercan, me alejan

Yace el hombre que sabía de café y caballos. El que gozó anoche con la linda, tímida pueblerina. El que hablaba con el padre y el borracho. Pero no. Ustedes no sabrán su historia.

¡Adiós, adiós!, parece decirnos
¡Adiós, hijos de puta!
Hijos de la Santa, Madre Iglesia
Hijos de Dios, hijos del viento
Hijos de la guerra
Adiós, de uno que amó a su manera: con la mano ansiosa, en la tenue luz de las tabernas. Adiós para el policía, el obeso y calvo policía que teme por los suyos. Adiós para el alcalde, aunque no lo conozca. Adiós para el loco, el que se enfurecía y lanzaba bastonazos. Adiós para la comadre, para el tísico de la esquina, para el panadero. Adiós a los campos, a las multitudes. Adiós al consternado médico-poeta.

La hija llora
Nadie más llora
En la oscura pesadez de la mañana
Corren, aunque en realidad caminan
Amigos, de los buenos, de los no tan buenos
Curiosos, atrevidos

Y él sólo quiere Paz.

David Alberto Campos V, Liberación de la Palabra, 2008

miércoles, 28 de mayo de 2008

25

Sillón de ensueño
Creo, organizo, siento
El rapto de Gaudí a las catedrales

Hombre Sin Tiempo
Escribo, y la palabra fluye
Gótica y tántrica, en idilio

Apenas mencionados día y ocaso
Mi placer es escribir
Como el amor es amor en Infinito

Sentado, acostado, aquí, ayer, mañana
Palabra, Palabra, Palabra

Diseño, edifico, destruyo
Los bloques sin fin, la escalera
Que pudo ver Jacob - ¿Podré subirla?

El arte de escribir
Procrear, sonreír con el arcángel
Estallar en pitagórica, clásica, mágica red
Como la luz es haz de esferas

El sino de escribir
Verse devorado y gozarlo
Sentirse otro, y otros, fiera, cuarzo
Estatua emergente en pantano de Rojo

Por eso me gusta el sillón, sillón de ensueño
Allí soy Esclavo y Señor de mí mismo
Un halo de luz, metálica luz, esdrújula luz
Sonata y resplandor, estrella, comienzo
La tenue ilusión que apenas murmura. Soy el héroe, la clave, el psicoanalista de mi vida. ¿Se gana o se pierde? ¡Quién sabe! La evidencia muestra que ganar y perder, aunque no sean lo mismo, pueden ser conceptos mixtos, consubstanciales: perdiendo se puede ganar un poco, hay que perder algunas cosas para ganar otras, ganando se pierde, perdiendo se gana (en la Ruleta Rusa, por ejemplo)...en fin, cada quien habla de la realidad según como la mire, porque la realidad
Es frágil, vulnerable: es más fuerte el cristal
Que no sabe de novelas, de amores ni ficciones
Que serpentea en pitagórica, clásica, mágica red
Sabiendo se sabe, creo que lo sabes
Aunque ignores, ignores las estrellas
El sufrimiento ajeno
La felicidad humana
Realización, sed infinita. Queremos ser. Ser, que a veces es poder, otras placer. Ser, un equívoco ejercicio de voluntad. Ser
Un helicóptero amamantando
Corderos helicoidales
Un saludo de plomo es un féretro de plata, jugando a la Nada
¿Qué es la Nada? ¿No es acaso afirmación del Todo? ¿No se deduce el Mal a partir de la existencia del Bien? ¿Nada? ¿Es posible la Nada Absoluta, si el hecho de ser “Nada” es ya ser algo?
Como soñó Gaudí, el que sabía
Así, así, así
Se construyen las mejores pesadillas.


David Alberto Campos V, Liberación de la Palabra, 2008

24

Estelar panorama
Una línea azul, hacia el Todo
Circular fantasía gota a gota
Rodando lágrimas de diamante
En el sollozante abril de dudas
Recibido y rechazado
Libre y prisionero
Levanto mirada y súplica
Soy artista de diagnosis y plegarias
Camuflados y fusiles me asedian
Llantas, polvo, sinuoso camino
Desde el atardecer al infierno
Al mismísimo infierno, estelar panorama
Una etérea, dulce línea blanca
Diagonal fantasía, pulso a pulso
Carcajadas de hiena en la noche
En la tenebrosa oquedad del silencio
A salvo y en peligro
Causa y consecuencia
Un día, una vida, un minuto
Como el sufrimiento: cosa relativa
Bucanero, botánico, monje
Repisas, ventanas, escritorios
Son iglesias y hospitales
Son canto y campana
Son cáliz, grito, semilla
En la gélida congoja de mayo
Solsticio y crepúsculo
Ansían mis manos ésa tu cintura fragante
Corro en la vasta carretera, amiga de la muerte,
Pasan las horas como aullidos
Afuera y adentro
Arriba, abajo, al centro
En todas partes peligrando
Reptante o frentero, nado y cabalgo
Al trote o de espaldas, me sumerjo y escalo
Luces y sombras son el mismo mundo
Orgasmo, lanza, calavera
Bandera furiosa flamea
Unos pasos, el gesto, la luna
Son el mismo cuadro de mi alma
Cada día, cada vida en un minuto
La tambora el cenit los centauros
Anuncian al final, como al principio.

David Alberto Campos V, Liberación de la Palabra, 2008

23

Allende las cruces, los muertos, el absurdo. Me sumerjo en el mar de la gloria, la dicha infinita del poeta. Ustedes entienden, o entenderán acaso, cuando sepan de unicornios y auroras después de presenciar una masacre. Cuando vean que existe un camino a pesar de la niebla.

Granizo en la piel de la Palabra
Lluvia de besos, de flores huracán

En la Palabra soy Palabra

Feliz, feliz ángel
Feliz, feliz animal.

David Alberto Campos V, Liberación de la Palabra, 2008

22

Amé, amé hasta donde pude
Quise más, pero no dejaron:
La luz no llega a los abismos

Marché, marché hasta donde pude
Y quise más, pero los caminos
Se hicieron tan tortuosos que preferí volar

Y fui feliz, fui feliz volando

Mío fue el mar de antaño
Mía la brisa que sabe de cristales
Mías las oraciones que alejan los pesares
Míos los sermones que apaciguan los rebaños

Feliz para siempre: libertad infinita. Atrás quedaron paredes y barrotes. Atrás la bella jaula que me fabricaron, cariñosamente acaso, buscando aprisionarme por bocados miserables. Atrás y para siempre.

¿Sabe el violín qué triste es cuando habla
Al unívoco compás de la dulce mandolina?
¿Saben los montes del frío, las nubes del viento,
Las almas de las procesiones, los ángeles de las catedrales?

¿Supo Nietzsche de Dios, después de muerto? ¿Halló Platón lo que esperaba? (Y en este caso, ¿qué esperaba?, ¿qué o quiénes lo esperaban?)

Amplio, macizo castillo, mi morada
Gélido cantar junto a la hierba
Mi corazón es mi palacio
Un tesoro apenas sospechado

Feliz, feliz volando

Aquí no existen las horas, ni los contratiempos
No existe el gris, no existe la premura,
No existen muertos, balas ni afrentas

Por eso, en la Palabra, soy Palabra
Palabra Liberada
Feliz, feliz, feliz
Halcón incandescente
Nación y mundo y astro
Feliz, feliz volando.

David Alberto Campos V, Liberación de la Palabra, 2008

21

El llanto del penitente
Es rosa hiriente como cardo
Beso, proyectil, alado
Adiós de anciana loca,
Cuesta arriba,
Allá donde hasta la ira perece
Y todo es niebla, nebulosa...
Se pierden las caras, las voces,
¡Oh, enigmático oráculo!
Flagelante
El látigo del Ayer no se cansa
Y el camino, el camino es otra cosa...
Calla el verso, callan el cielo y los pájaros
Se enternece la fiera inclemente,
La que sabe de cruces y osarios,
Vidrios rotos, espejos vacíos,
Almas deambulantes de la noche,
Abortos de sí mismos, condenados
Cadáveres, brujos, navegantes...
Asustan, pero no interrumpen
El triste llanto del penitente
Petrifican pero no desvían
El triste andar del penitente
Cuyo rostro es lejano, lejano...
Cuyo ser es una piedra ahogándose
Un mañana incierto
Un Después con Antes
Como el sangrante harén de infelices
Buscadores sin tesoro, suplicantes,
Avanza el guando
Brilla la guadaña,
Perdura el sudario...
Entre losas y capillas
El mareo es lo mismo que la asfixia
El sórdido viacrucis del infame,
El maldito cuyo llanto penitente
¡Sí, maldito llanto el llanto penitente
Y bendito y divino al mismo tiempo!
¡Él supo de la espada vengadora,
Roció de púrpura y rojo los valles!
¡Quebró mandíbulas y máscaras,
Fue más fuerte que los fuertes,
Pero pide perdón, pide clemencia!
Ni una palabra
De entre todas las palabras
Ni un poema de tantas oraciones
De tantas lágrimas
Como cuentas de rosario
El llanto del penitente
Dagas, hachas, aspas
Jadeante se aproxima
La que ha visto, ha visto suficiente...
Y lo ama,
Ama al penitente
Como ama la lluvia las ventanas los gatos
El silencio elocuente
Los mapas relativos
Las señales equívocas
El suave rocío de los sanatorios,
En fin, ella ama
Como ama él, aunque distinto
Se abre el vagón que siempre estuvo
Y el llanto, el llanto infame oscuro cristalino
Bulle en lo profundo
Y tú sabes, tú, Madre Eterna
Cuán certero estaba.

David Alberto Campos V, Liberación de la Palabra, 2008

20

Cerrar los ojos
Saltar
Creer acaso
En el ritmo inconsciente de las cosas
Ser, para siempre
En plácido huracán la melodía
Versos afilados en mágica piedra
Como abrir los ojos
Correr
Confiar acaso
En la hilera de los siglos
Como si fuera profecía
Soñar, por siempre
En tórrida pasión, hacia la Nada
El sí, el no de la Vida
Es andar a oscuras
Tocar por doquier
Alucinar y predecir
Y salir avante,
Salir pese a la noche y sus lunas
El mal y sus advocaciones
La tenue ilusión de la Muerte.



David Alberto Campos V, Liberación de la Palabra, 2008

19

Beban los que puedan, esto es, los que quieran, el néctar del que sólo saben los que escuchan. Hablar, hablar, casi agredir, rasgar el silencio. Todos abren la boca, muy pocos aprenden a escuchar. Y son contados los que llegan a entender.

Ahora, Madre Eterna
Trasciende el Sueño a la Existencia
Y el Devenir es sólo ilusión

Cada etapa, más que un fragmento
Es el canto del Todo, del Uno, del Único
La gran marea de la Historia

Así, sin más que la razón y la estrechez de miras, muchos escarban en la arena y se creen grandes arqueólogos, muchos juegan a unir bloques y se creen creadores, muchos endulzan sus mentiras y se hacen dizque sabios. Qué equivocados.

David Alberto Campos V, Liberación de la Palabra, 2008

18

DIES IRAE

I

¿Qué hacen cráneo y diadema?
¿Vence la ironía en el ocaso?

Juzguen otros,
No sea efímero el quebranto de campana,
Aleve la brisa de los puñales, la montaña
Siempre honrada y traicionera

Terminar así, con la boca abierta,
La última sonrisa, o la última rabieta
Mientras el mundo sigue su errático curso
Mientras los buitres apuestan
Así, tan encantadora.

II

Ángel vengador o Triste segadora
Decapita bendice hace la venia
Y caen, caen, caen los que pueden
En trepidante cascada y coliseo

Aunque imploren clemencia
Encuentran Rojo y Fuego
Se desangran se destazan

Antigua maldición, o su Eco.

III

Arterias arteriolas articulaciones
Nervios Simpáticos, y no tanto,
Diafragma asfixiante en la agonía,
Trayectos al derecho o al revés
Miembros, lengua al fin cesante,
Donde acaba la Cava
Donde empieza el error aristotélico,
Canales sin puentes
Ligamentos y falanges
Músculo hecho carne
Carne hecha ceniza, polvo estelar...
Un tajo mediano o meridiano
Abierto en flor, ¿como mereces?,
De espaldas al mundo, y muy de frente
Exhibiéndote como nunca:
Jamás sacerdote o psicoanalista
Indagó más adentro

¡Cuánta hipocresía, cuántos gestos y ademanes!
Siempre cuidaste tu reputación,
Pero ellos sacan tu sangre como si fuera sopa
Y te manosean hasta el útero, querida

Yo escribo y dibujo, temeroso y ausente
Y rezo por ti
Las oraciones que te faltaron.

IV

Escucho gritos
El sórdido canto
De la que pronto será viuda
Centellas, látigos
Remolino y marea
Resuena el lamento
La conmoción sin nombre
Cuando atraviesa la sangrante calabaza
El dardo miserable de la ira

Pido ayuda, y nadie llega
Trato de ayudar, pero en vano:
Partida en dos, la cabeza de hombre
Rehúsa palidecer pese a la herida.

V

Una cruz, mil cruces
Aquí, en la Tierra Sin Nombre
Se santiguan hasta los proyectiles

Subo escalones a tientas
Buscando una Verdad escurridiza
Mis manos cubiertas de llagas no saben
Mis ojos cansados no saben
Mis piernas asustadas no saben
Dónde está el sol, dónde la noche

Agradecido
Beso, acaricio, llego a revolcarme con la Poesía
Feliz de estar vivo
Y poder gozarla
Mientras, afuera,
Flamea la sinfonía
De los burdos proyectiles.

VI

¡Ya viene, ya llega!
Canto de fusiles y entrañas
Corren las sombras entre luces
Uniformes, búhos, camaleones
Helechos fluorescentes, deprisa
El camuflado es una voz y un millón de voces
Gritos rezos imprecaciones
Gatillos empujados con ira
La muerte saluda a los hombres, los pobres hombres
Más indefensos que sus mismos pensamientos
Rompe la ola los cristales
Danza de horror, todo es sangre
Y será moscas, y larvas, y venganza
Entierro, discurso, cifra y carrusel
¡Dios mío, Dios mío, hasta cuándo!


David Alberto Campos V, Liberación de la Palabra, 2008

17

Llenos los ojos de sangre
Rubí incandescente, una marcha

Saludó el plomo a la paloma

Mujer, amor y entrañas
Jugaste a la asesina
Y caíste asesinada

¿Vieron? ¿Dijeron algo?
No: las ventanas son siempre silenciosas

Consternado
Tropiezo con los huesos
Y pienso en los amores, las comidas,
Las caricias que antecedieron a su muerte

Sin testigos, sin tornados, sin la luna
Una noche es una noche, y todas las noches

En la mesa de autopsia no florece

Nevado, valle, selva
Patria amada, patria amada
El duelo es uno, y millones

Ellos, ellas
“Hacen su trabajo”
Y pienso qué trabajo tan triste
Y qué oficio sórdido el mío, aunque sea a veces

Ayer
Nació jugó amó regalos y pasteles
Leyó escuchó recibió lo que pudo
Tuvo orgasmos, los produjo
Y ahora, la lúgubre, fúnebre hora
Yace junto a mí, rígida, vencida

¿Cuál es la victoria?


David Alberto Campos V, Liberación de la Palabra, 2008

16

Ancho azul, diadema y crucifijo
Flor de loto, felicidad,

Una barca sin barquero
Remante en sí misma hacia la orilla....

No saben, no saben los que hablan
Astros abundan, falacia

Denario sin nombre ni agonía

El Anciano pregunta
Y responden la brisa, el loro, la serpiente

Soy el mismo o lo seré

Basta el ser ahora

Danza, misa, sexo,
Funeral de dudas la vida misma

Vestido de araña, viuda negra
Tejido de mujer, morena viuda

¿Amaron? ¿Alguna vez amaron esos ojos sin centella?
¿Amaron como amo, amaron porque sí, amaron para siempre?

¿Es la sonrisa mordida encubierta?
¿No es garra la mano dadivosa?

Ayúdanos, Señor, a sobrevivirnos.


David Alberto Campos V, Liberación de la Palabra, 2008

15

¡El Ser, el Ser y su miseria!
Camino entre escombros,
Jirones, osamentas

El pálpito aciago
Conocedor de ayeres y ocasos
El mar y sus aristas
Un reflejo un eco que no entiendo

Cráneos, pieles, intestinos
Manos amputadas me saludan

Y no puedo hacer nada

Aquí yace un maestro, allá una poetisa
El plomo es certero y vengador

Muero de miedo
Pero en el miedo no muero
Aunque de a poco, de a poco

Calles, escuadras, rectángulos
Insomne escucha
La sangre y sus poliedros

Uniformes, fusiles noctámbulos
Tapiz de neuronas el poblado
Cuchillos, lenguas, acertijos
Miradas por doquier y ausentes

Reflejo y cristal, risa de buitres

Aparto piernas, ojos, mejillas,
El rojo bañando la acera

¡Una lucha contra el tiempo!
¡Lucha mi corazón atribulado!

Pulmones y diademas
Laringes, pelos, dados
Ráfagas, besos, flechazos
Son concatenada orgía

Camino y parece que me arrastro

Muero de pena
Pero de pena no muero
Aunque de a poco, de a poco

¡Cuán lejanos cisnes, valses!
¡Qué distantes dioses y gobiernos!

¡Ayuda, ayuda!

Dadivosos maniquíes
Caderas y relojes
Uno que otro amigo
Una que otra sombra

Camino, camino sin abrigo

Versos y motocicletas
Lúgubre canto de metralla
Ascenso y descenso

Corro entre escombros, jirones, osamentas
Claroscuro en mi alma
Huyo entre la niebla

Descifrando la persiana
El umbral es poca cosa

Salto

Salto al Infinito


David Alberto Campos V, Liberación de la Palabra, 2008

14

Rescatado al fin, camino
Hacia donde la luz es Luz
La vida es flor
Un mar de dicha
Tendida la mano
Pude ver el precipicio
Pero jamás caí
Y así, en medio de azafrán y turquesa
El teclado prolonga una nota
Se aplaza la sentencia
Libre al fin, y para siempre
Vencido el mal, a veces bueno
Amado el bien maldito en ocasiones
Camino, me persigno y camino
Hacia el resplandor que ignora la palabra
Donde el eco es Eco
La vida una mariposa
Un festín insospechado
Por la trémula aflicción de los amantes

Allá, es decir acá
Aquí, allá: el Tiempo no existe
En la dimensión de los que entienden
El acto de magia en cada verso
Bendito al fin, camino
En medio de grietas y claveles
Volcanes fantasmas olivos
El sensorio siente, las lenguas son verbo
La cruz la luna las banderas son abrazos
En la helada noche que sabe de ilusiones

Sapiente al fin, y en buen camino
Entre tiaras y coronas
Mármol carruaje metralla
Elegida la pureza, laureles lloviendo
Avanzo desde abajo al mundo que presiento
Escalo, observo los días, los años
La cítara el solar los balcones
Los consejos las tribus los telares
Café y anís, catleyas, ruiseñores
Y percibo como nunca antes

Ahora, ayer, mañana
Sin ser ajeno al sufrimiento, sin padecerlo
Sin negar la Nada, gozando el Todo.

David Alberto Campos V, Liberación de la Palabra, 2008

13

Escalera o ventana
Aposté y gané
Sin saber supe
Y héme aquí, estela de música
Horizonte estelar en negro firmamento
Escalera, escala, escalerita; yo escalo y tú escalas
Así vayamos hacia abajo sabemos de techos y alas
Jugué y corrí, sin temor, al Infinito...y miren lo que vine a encontrarme
Una venturosa ventana, ventanita, ventanal de magnas proporciones...

¿Escalera o ventana?

Lloré, pero reí más
Y reí a carcajadas
Cada sable anunció un beso
Cada desdén cien caricias...
El suelo supo recibirme, brazos abiertos
El cielo pudo agradecerme en mil aplausos
Escalera, escala, escalerita: tú y yo sabemos cuánto
Hay de verdad en este vuelo, en este cubil de serafines

Ventana y escalera

Como Cuando Amo, la Belleza
Cuando Es cuando
Amo Yo
La Belleza Amo

Ahora, ojos de lechuza,
Incandescente febril explosivo
Niño y centenario

Miro atrás y digo: aposté y gané
Miro adelante: seguiré ganando

Escalera y ventana
Tú y yo nos asomamos
Al lugar que vio Pitágoras

Escalera, escala, escalerita: ambos ganamos
Incluso al caer, el que pierde es otro
Y el verano es sequía pero también una fiesta
Y el invierno es duro, pero pródigo en cariño

Así, doblando el cuarto de mi vida
Veo cuanto fui, y agradezco
Libélula, esdrújulas, colores
Saltos pasitos carreras
En esta extraña escalerita, escala, escalera
Siempre una ventanita, una quimera

Y te digo: seguiremos avanzando

Ayer y mañana
En dulce armonía

Como la escalera y la ventana

Tan igual, y tan distinto
El poema es uno y un millón
El poema es uno, cantado un millón de veces

La ventana está bien abierta
Está Bien
Abierta Como
Siempre Está
Abierta Siempre

Cada idea es única
Y todas las ideas son una sola

Como suelen ser ventanas y escaleras

Todos los versos son un verso

Como deben ser escaleras y ventanas.

David Alberto Campos V, Liberación de la Palabra, 2008

12

Feliz encuentro
El del azar y la música
Superados retenes y carabinas
Ajeno ya el peligro
Poema, satisfacción: son la misma cosa
Un interés oculto un acertijo
Miedo a todo, miedo a nada
Recuerdo trajes y osamentas
Divas, lunas, crucigramas
Y veo lo frágil, lo triste de este mundo
En el que todo acaba fácil, de repente
Y veo lo grande, lo bello de este mundo
Al continuar el camino
Salvado en la selva
Por un Dios que ama
Y digo sí, feliz encuentro
El de la verdad con los disfraces
Atrás los uniformes las balas preparadas
(el mensaje de las bestias a los ángeles)
La posible autopsia de mí mismo
Los ríos de sangre imaginaria
Y entiendo la voz de mis antepasados
El canto de las flores y los arrecifes
El círculo de astros y anacondas
Al continuar el camino
Salvado en la selva
Por un Dios que debo amar más a menudo.

David Alberto Campos V, Liberación de la Palabra, 2008

11

Noche y luna
Mi mente un paraíso
Humeante palmera sacristía
Oratorio u oratoria
Un regio régimen
De noche y luna
Una tras otra hasta viajar
Donde jamás soñó humano o ángel
Fogata triunfo mandolina
Mi mente un laberinto
Sin minotauro y lleno de doncellas
Magia de contorno apenas predecible
Luna, noche, noche, luna,
Cascada cascabel y un indomable
Sentido de lo Eterno
De atrás para adelante
Una locomotora pasa
Como gira en la noche la luna
Como gira el mundo alrededor
Un eclipse una nota
Menguante vaivén
Creciente esencia
La vida es noche
La noche y sus lunas
La lunática vida
Es noche y luna
Ansiosa cadencia
Una embestida de qué
Hacia no sabemos dónde
Luna duna Una
Noche Coche y sin saberlo
Nos hacemos cascada y cascabel y un indomable
Sentido de lo Eterno.

David Alberto Campos V, Liberación de la Palabra, 2008

10

A Carola Paz Moraga

Al final, como al principio
Entiendo la belleza de la lluvia
Y veo que no es triste
Que la lluvia es sólo lluvia
Que el gris no lo es por nostalgia
Que el drama no es histeria
Que el caballo es caballo si así lo percibo
Que la mente divaga
Sin suponer siquiera
Cómo son las cosas
Al final, como al principio
Y veo que la duda el amor el abismo
No son sino ilusión
Y resulta que no, no es más pura la cascada
No es mayor el tañido de la vieja campana
Simplemente uno cree
Uno imagina y cree
La mayúscula sonrisa o el beso
Son imitación, y vivir es algo más sublime
Al final, como al principio
El duelo entre el reloj y la luna
El abierto silencio del oro ensombrecido
La materia y el espíritu
Es la misma noche, nuestra vida
Y así deseamos, huimos, presentimos
Principios donde no los hay
Y finales fabricamos
Creemos
Creamos
Y somos más que máquinas divinas
Aunque seamos fieras
Sin final y sin principio
En alienado vuelo
Tan valientes, tan ajenos
Sumidos en epífora y epilepsia
Al final, como al principio
Donde llanto y vaivén no se distinguen
Y la danza es resurrección
O lo que uno se imagine
Como el otro lado del espejo

Así nos damos tregua
Pedacito de tranquilidad
La luz en la escalera agónica
Donde convergen Mar y Musa
Y veo
Tanto al final como al principio
Que podemos planear, reírnos del abismo
Sin saber si existe

Y nos vamos, tú y el puma al Cusco
Yo a la extraña mascarada
Y nos vemos, en el espejo de la noche
Nos enviamos mensajes de estrellas
Suponiendo que el Mundo existe

Al final, como al principio

Y así, canoa o laguna
O simplemente Azul
Navegamos
Vamos, nos vamos,
Nos vemos
Al final, como al principio.

David Alberto Campos V, Liberación de la Palabra, 2008

9

He soñado la vida
O viví soñando

En todo caso, me mantuve limpio

Supe ver el crimen sin cometerlo
Pude ver locura sin hacerme ajeno

Heces, sangre, escupitajos,
Suicidios, homicidios, partos,
Río escarlata reptante al infinito
Placenta azufrada orina de fuego
La horca el disparo el veneno
Jamás hicieron eco

Fui poesía, todo poesía y palabra

Supe ver engaño sin imitarlo
Pude ver estupidez sin hacerme necio

Pese a todo, me mantuve puro

Soñé, soñé aunque cayera
De bruces, de rodillas
Creí, creí aunque tuviera
Un rosario de dudas
Amé, amé intensamente
Aunque no pudieran verlo

Liberado ya, presiento
La remota luz
Ya veo

Soñé la vida,
Supe soñar mi vida
Y viviré la vida de mis sueños.

David Alberto Campos V, Liberación de la Palabra, 2008

8

No ignoro la sombra o el sonido
Equívoco de lo vivido,
No le doy la espalda.

Pero el alcatraz es libre
Y yo mismo soy

Alborada en mi mente
Paraíso creado
Poesía hecha lluvia, fruta, campo

No he dejado de llorar
Pero aprendí a reírme

Como el alcatraz soy libre
Y libremente creo

El azar, la virtud, lo conocido e ignorado,
Son apenas trasluz de lo existente.

Vida. Lectura y espejo.

Sangré con las espinas pero me quedé con la rosa.

La vida, en sí misma,
Es un camino de esperanza.

David Alberto Campos V, Liberación de la Palabra, 2008

7

Agua prístina el alma
Se sumergen signo y estela
Una flecha, una prerrogativa
Y ya sé dónde, y no temo
La dicha de los torbellinos

Un pueblo se desangra, busca, pierde
Y no me quedaré en silencio

Creo en la rosa en el sueño
Anhelo azul amor justicia
Y no seguiré esperando

Barco plaza melodía.

David Alberto Campos V, Liberación de la Palabra, 2008

6

Humano
Bestia
Astro
Humano angelical
Aquél que entiende la risa
Aquél que sabe hablar con divas y demonios
Mitad ángel o alimaña
Feroz simulador de lo Imposible
Voy devorando, devorándome
Gélida llama sin ocaso
Más allá del mar y su oleaje y su canto de sirenas
Humano, bestia, astro
Mago en Azul o en Infinito
Redentor de centauros
Pacificador
Forjador, escultor, amante
Una idea vital o sea un millón
Velocista ventrílocuo paisano
De Olimpo y Aquelarre
Astro, bestia, humano
El hombre que hace castillos en el aire, y tiene el valor para habitarlos
Aquél que se lee y parece que escucha y quiere que lo amen
Aquél que endulza, que camina y que sigue
Adelante, adelante, adelante.

David Alberto Campos V, Liberación de la Palabra, 2008

5

Espíritu es sangre
Calor, dolor, eucaristía
Símbolo o el Uno
Que capta el volcán sin eufemismos

Espíritu, espíritu
Ventana, entrada, chimenea
Juego y cautiverio
Una tortura innombrable
Sexo furor epifanía

Espíritu, espíritu, espíritu
Vuelan las brujas, los ángeles, los poetas
Pero vuelan también el cóndor y la lechuza
Contigo y en ti
Vuelo, repto, nado
Lidero la cabalgata de los astronautas.

David Alberto Campos V, Liberación de la Palabra, 2008

4

Poesía, poesía, poesía
El Cielo y el Nombre
La Palabra
El encanto mi encanto
El canto que nunca se agota
Paraíso, y el brillo de mis ojos
El vuelo que hace temblar el alma
Eco oculto en el follaje
O menos oculto en los pájaros de lenguas

Poesía abuelo abuela
Poesía Uno Trino Máximo
Danza de hojas huérfanas las sílabas del viento
Este amor, amor, amor es tan intenso
Que se queda corto lo profundo
Los sueños que formé acaso me formaron
Acaso no baste el griterío del crepúsculo
Cuando la Vida discurre sin más
Belleza
Que ella misma en el espejo

Poesía alturas de los Andes
Mi América divina, materna, digna
De la misma poesía que bulle en mi sangre
Acorde hundido en el ramaje
De témpanos en flor y alei-alei-alía
Sólida invención, sin precipicio
Cascada
Redención
El mismo mar
No alcanza
Poesía
Me reconoció la Vida
Y he aprendido a conocerme

Ojos ciegos: no se metan
Los que ignoran la duzura no conocen
La tenue melodía de las horas

Poesía, amor mío
El Amanecer ocurre tras los cristales
Diáspora de Luz
Esta sonrisa
Ancha amplia abarcadora
Conoce lo sagrado
Tan bien como la carne
Cuando la luna erupciona mueren los misántropos
Y emerge la ola que no sabe de adioses
Las piezas que murmuran son el rompecabezas
Del Sol dentro de tus ojos
Poesía amada mía, mía, tan mía que ya soy otro

No hay un viento, linda, tan alado
Como ese tu azul verbo infinito

Yo venía del vacío
Abrirte a besos, picotazos
Gemidos fueron lava
En el cantar de lo telúrico
Poesía, poesía, poesía
Tu y yo somos dos raíces
De un árbol milenario

Yo soy en ti,
Yo estoy en ti: por eso te busco en el aire
En el caos en el Norte en la montaña
Al Sur al final al principio
En ti, y en las sombras que te antecedieron
En la cadena mineral de tu boca

Cierto y omnipotente es el misterio de la Alquimia.


David Alberto Campos V, Liberación de la Palabra, 2008

3

Lloro porque te conocí,
lloro porque me conociste
Pude amar
Liberar es la palabra
Arcaico el sustantivo infinita la gracia
El amargo vaticinio en la memoria de la noche

Lloré al conocerme
Sensible, valiente
Puro corazón en la distancia de la noche

Y es que amar
Amar, lo que se dice
No es más que la crisálida
El canto vegetal
El llanto de fuego que tejieron nuestras manos.

David Alberto Campos V, Liberación de la Palaba, 2008

2

Este vuelo
Supera fractal incienso rosa
Satisfecho acaso
Planeo-navego hacia el Sueño
Ajeno al Mal, al Ocaso
Simplemente vuelo
Claridad, claridad, cuántas horas he buscado
Pero al fin
Sol, corazón, sagrario.

David Alberto Campos V, Liberación de la Palabra, 2008

1

Oh Poesía
Feliz encuentro
Agua del Mundo
El camino que se abre
Para lavarme con su sangre
Limpiarme: hacerme claro

Oh Poesía, Ave y Vuelo,
Quiero beber tu cuerpo más que nunca
Y volar, volar, volar
Allá donde la brisa no alcanza
Allá en el crisol de lo Infinito
Porque te entiendo,
Entiendo al Poema
Como Ave y como Vuelo

Dejo carnaval y catedrales
Dejo verbos y ecuaciones
Allá voy,
Allá, al Centro

Entiendo de cicatrices
Entiendo heridas: poesía blanca y roja
Entiendo la Noche y sus rituales
Y por eso el Reencuentro
Vale ahora más que antes

Oh Poesía
Madre, Padre
Dulce raíz de lo Profundo
Allá voy, al Centro
En vuelo apenas sospechado
Por las aves más sapientes.

David Alberto Campos V, Liberación de la Palabra, 2008