jueves, 29 de mayo de 2008

38

Amé, fui amado. Vida: nada te debo. Vida: estamos en paz.
Amado Nervo


Amé
En castaño, blondo, oscuro
Galopante y caminante
Dolorosamente
A hurtadillas y ante todos
Alegre o cubierto de nostalgia
Estrellas o metales
Canto convergente
Amé
En este y otros mundos
A amigos y enemigos
A personas y animales

Pero, ¿amé? ¿En verdad amé? ¿Fui amado? Lo cierto es que no hay nada cierto. Tuve piedad, tuve cariño, ardí en la llama del deseo. Pero, ¿amé? ¿Me amaron? Escucho a varios, y me río por dentro de su confianza ciega, de su arrogancia. ¿Quién se atreve a decir que amó? ¿Quién sabe con certeza si es amado?

Tomé el hacha de dos filos
Y corté hasta donde pude:
Brotó lava de la roca, manantial, quebrada
Y esculpí modelos, para luego saciarme
Los cubículos el bronce la rosa
Sini sono lume luame
Rompí escudos, arrié banderas
Amé a mi manera
Amé a tu manera
Amé de mil maneras

Pero el mar es poca cosa comparado con el Cosmos. ¿Amé besando, lactando, acariciando? ¿Amé, o fue simple fornicio? ¿Amé la forma, amé la esencia?

Gocé, hice gozar,
Pasó el tiempo en la penumbra

No, querido mexicano, querido Amado Nervo de tiernas oraciones. No: no supiste si amaste, y mucho menos si fuiste amado. Esa paz de tu poema acaso es falacia, o tal vez, tal vez
Amaste
Sí, supiste
Y bien, el canto pasa
Enmudecen cirio y campana

La tenue golondrina es alcatraz
El murmullo del agua
El color de los pesares

¿Pecó mi mente? ¿Pecó mi corazón? ¿Pecaron mis ojos lascivos, mis manos anhelantes? ¿Jugué y perdí? ¿Jugué y dejé ganar? ¿Gané acaso?

Amé
Edificios, aéreos castillos
Una rueda dentada y amapola
La luz intermitente de los pueblos
La pluma el caballo la Vía
El Ser y sus crucifixiones
¿Amé el Azul, o sólo busqué su compañía?

Lo cierto es que me vomito
De sólo imaginar la hipocresía
Los labios engañosos, la mentira
De las voces melifluas
No comprendo las víctimas que aman a sus predadores
Me río del contrato disfrazado de romance
Me río de la farsa, del engaño y la pompa
Me río de las parejas esporádicas
¿Aman?
¿Ustedes creen que aman?

Amamos
La vida, aunque sea difícil
El pan, aunque sea insuficiente
Pero, ¿amamos? ¿Dónde empieza el amor y termina el deseo, la pulsión, lo puramente fisiológico? ¿Es amor el amor de los hippies? ¿Es amor el amor de las novelas? ¿Existen Romeos y Julietas? ¿Es amor?
Si lo es, amé a medias
Si no lo es, amé todo, o amé nada
Y ustedes, crédulos, están en las mismas

¿Amé?
Amaré, acaso
En tenue niebla, soliloquio
Rosario, diamante, alegría
Como se atiza la fogata de los versos
Amante púrpura, amante mandolina
Virgen, plaza, armería

Empezando: la dama de brillante cabellera, el cisne ideal, en templo chino. Barracudas melíficas, ángeles como escorpiones. Un dardo: bienvenida.
Y creí que amaba
Creí en el vértigo
Del puente en llamas
Creí en lo bello, en la penumbra
Creí en catedrales, en el claro de luna
En la góndola, el arpa, el sueño...
Pero supe, pude, no quise despertar
Ver los vitrales fragmentados

Corrí la persiana y quise ver la luna,
Y encontré un cadáver, colgando:
Del angélico rostro una mueca
La piel hecha polvo, las manos huesudas, la mirada ausente
Y cerré los ojos, para no ver más
Y no quise ver persianas
No quise ventanas, nunca más

Corrí hacia el abismo
Lo más lento que pude
Fui lodo y esperpento, fui otro
Desgarrando, quemando, ignorando
Decapitando santos, escupiendo reliquias
Pero la sima era tenebrosa
Débil mi ambición
Pura mi mente
Y abrí los ojos, para no ver más
Mi propio Infierno

Amé también mundano
Supe del círculo y la tambora
Del breve canto de la amada
De la triste, nictámbula corte
Del lamento de las sábanas
Y abrí mis ojos, mucho más
Pero entre más miraba, miraba menos
Más y menos, menos, más

Amé, si es que amé, divino
Y no sé si amé, pero fui celeste
Tranquilo, casi indiferente
Bueno, casto, sabio
Y aprendí a cerrar los ojos
Para ver más

No sé si amé o fui amado
Vida: mucho me debes, aunque tenga Paz.

David Alberto Campos V, Liberación de la Palabra, 2008

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