miércoles, 28 de mayo de 2008

18

DIES IRAE

I

¿Qué hacen cráneo y diadema?
¿Vence la ironía en el ocaso?

Juzguen otros,
No sea efímero el quebranto de campana,
Aleve la brisa de los puñales, la montaña
Siempre honrada y traicionera

Terminar así, con la boca abierta,
La última sonrisa, o la última rabieta
Mientras el mundo sigue su errático curso
Mientras los buitres apuestan
Así, tan encantadora.

II

Ángel vengador o Triste segadora
Decapita bendice hace la venia
Y caen, caen, caen los que pueden
En trepidante cascada y coliseo

Aunque imploren clemencia
Encuentran Rojo y Fuego
Se desangran se destazan

Antigua maldición, o su Eco.

III

Arterias arteriolas articulaciones
Nervios Simpáticos, y no tanto,
Diafragma asfixiante en la agonía,
Trayectos al derecho o al revés
Miembros, lengua al fin cesante,
Donde acaba la Cava
Donde empieza el error aristotélico,
Canales sin puentes
Ligamentos y falanges
Músculo hecho carne
Carne hecha ceniza, polvo estelar...
Un tajo mediano o meridiano
Abierto en flor, ¿como mereces?,
De espaldas al mundo, y muy de frente
Exhibiéndote como nunca:
Jamás sacerdote o psicoanalista
Indagó más adentro

¡Cuánta hipocresía, cuántos gestos y ademanes!
Siempre cuidaste tu reputación,
Pero ellos sacan tu sangre como si fuera sopa
Y te manosean hasta el útero, querida

Yo escribo y dibujo, temeroso y ausente
Y rezo por ti
Las oraciones que te faltaron.

IV

Escucho gritos
El sórdido canto
De la que pronto será viuda
Centellas, látigos
Remolino y marea
Resuena el lamento
La conmoción sin nombre
Cuando atraviesa la sangrante calabaza
El dardo miserable de la ira

Pido ayuda, y nadie llega
Trato de ayudar, pero en vano:
Partida en dos, la cabeza de hombre
Rehúsa palidecer pese a la herida.

V

Una cruz, mil cruces
Aquí, en la Tierra Sin Nombre
Se santiguan hasta los proyectiles

Subo escalones a tientas
Buscando una Verdad escurridiza
Mis manos cubiertas de llagas no saben
Mis ojos cansados no saben
Mis piernas asustadas no saben
Dónde está el sol, dónde la noche

Agradecido
Beso, acaricio, llego a revolcarme con la Poesía
Feliz de estar vivo
Y poder gozarla
Mientras, afuera,
Flamea la sinfonía
De los burdos proyectiles.

VI

¡Ya viene, ya llega!
Canto de fusiles y entrañas
Corren las sombras entre luces
Uniformes, búhos, camaleones
Helechos fluorescentes, deprisa
El camuflado es una voz y un millón de voces
Gritos rezos imprecaciones
Gatillos empujados con ira
La muerte saluda a los hombres, los pobres hombres
Más indefensos que sus mismos pensamientos
Rompe la ola los cristales
Danza de horror, todo es sangre
Y será moscas, y larvas, y venganza
Entierro, discurso, cifra y carrusel
¡Dios mío, Dios mío, hasta cuándo!


David Alberto Campos V, Liberación de la Palabra, 2008

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