miércoles, 28 de mayo de 2008

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Poesía, poesía, poesía
El Cielo y el Nombre
La Palabra
El encanto mi encanto
El canto que nunca se agota
Paraíso, y el brillo de mis ojos
El vuelo que hace temblar el alma
Eco oculto en el follaje
O menos oculto en los pájaros de lenguas

Poesía abuelo abuela
Poesía Uno Trino Máximo
Danza de hojas huérfanas las sílabas del viento
Este amor, amor, amor es tan intenso
Que se queda corto lo profundo
Los sueños que formé acaso me formaron
Acaso no baste el griterío del crepúsculo
Cuando la Vida discurre sin más
Belleza
Que ella misma en el espejo

Poesía alturas de los Andes
Mi América divina, materna, digna
De la misma poesía que bulle en mi sangre
Acorde hundido en el ramaje
De témpanos en flor y alei-alei-alía
Sólida invención, sin precipicio
Cascada
Redención
El mismo mar
No alcanza
Poesía
Me reconoció la Vida
Y he aprendido a conocerme

Ojos ciegos: no se metan
Los que ignoran la duzura no conocen
La tenue melodía de las horas

Poesía, amor mío
El Amanecer ocurre tras los cristales
Diáspora de Luz
Esta sonrisa
Ancha amplia abarcadora
Conoce lo sagrado
Tan bien como la carne
Cuando la luna erupciona mueren los misántropos
Y emerge la ola que no sabe de adioses
Las piezas que murmuran son el rompecabezas
Del Sol dentro de tus ojos
Poesía amada mía, mía, tan mía que ya soy otro

No hay un viento, linda, tan alado
Como ese tu azul verbo infinito

Yo venía del vacío
Abrirte a besos, picotazos
Gemidos fueron lava
En el cantar de lo telúrico
Poesía, poesía, poesía
Tu y yo somos dos raíces
De un árbol milenario

Yo soy en ti,
Yo estoy en ti: por eso te busco en el aire
En el caos en el Norte en la montaña
Al Sur al final al principio
En ti, y en las sombras que te antecedieron
En la cadena mineral de tu boca

Cierto y omnipotente es el misterio de la Alquimia.


David Alberto Campos V, Liberación de la Palabra, 2008

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